lunes, 2 de noviembre de 2009

A UNA MONJA




Cuando siembres, siembra paz,
y nunca siembre violencia.
Ni entre padres ni entre hijos,
ni entre pueblos ni entre aldeas.

Porque si siembres la paz,
recogerás recompensa,
pero ¿qué recogerás
si lo que siembras es violencia?

La paz todos la queremos,
esa es la pura verdad.
Los viejos porque son viejos
y quieren morir en paz.
Los niños porque son niños
y alegres quieren jugar.

Hay que respetar a todos
porque así Dios lo mandó,
y recogerás cosecha
como aquel buen labrador.

Y cumplir con la promesa
que Jesucristo nos dio:
que os queráis como hermanos
fue su recomendación.

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